Me gusta la música. Así, en general... Entiendo que las etiquetas, para intentar clasificar la música en pequeños paquetitos fácilmente digeribles, sean necesarias. Pero la verdad es que las etiquetas son -o al menos, a mi me lo parecen- de lo más arbitrarias. Todas. Esto, una vez más, no hace más que demostrar mi enorme ignorancia musical.
En música clásica, según creo, el tempo marcaba la designación: allegro, allegro ma non tropo y cosas así... Discúlpenme los entendidos.
Pero ahora... ¿Quién pone las etiquetas? ¿Los críticos? Que se dediquen profesionalmente a criticar no significa que entiendan, aunque les concedo que tengan un gran bagaje auditivo, por decirlo de alguna manera.
Pero me estoy desviando. El tema de las etiquetas ha salido porque vale que todo el mundo -hasta yo- tiene un pasado, y supongo que en el de la mayoría están Los 40 Principales -por ejemplo- y ese tipo de emisoras que emiten una música que calificaría de standard. Y con ello no quiero decir que sea la que marca estilo, la que define una referencia; no, aquí utilizo estándar en su acepción más cercana al molde, al clon, a la copia y, sobretodo, a la repetición.
Es normal que todos, más o menos, empecemos escuchando esa u otra emisora por el estilo. Es lo más habitual, aunque tampoco me gustaría hablar de música para las masas. Afortunadamente, hay tanta masa que permite que haya la suficiente diversidad en casi todo.
De nuevo, me desvío. En los 40 suelen pinchar POP, o algo de ROCK... Hoy en día, después de ver cómo fabrican a estos cantantes en plan cadena de producción en programas como OT, American Idol, etc..., me sigue sorprendiendo que la gente se deje la pasta en lo que no es más que un producto de moda, un bien de consumo. Y eso quiere decir, cada vez más, un producto de usar y tirar.
Pero yo estaba intentando escribir de música, no de márketing. El tema es que, con 12, 14 años, no tenía criterio. Supongo que por falta de experiencia. Pero a menos en mi caso, llegó un momento en que todo me sonaba igual. Y decidí buscar alternativas. (Eso tampoco implica que tenga criterio AHORA, pero esa no es la cuestión)
Desde que me dí cuenta de que una música diferente era posible -y bastaba girar un poco el dial-, encontré que mi horizonte musical se ampliaba... No todo lo que escuché me gustó, pero como mínimo me permitió encontrar cosas diferentes. Porque no siempre quiero escuchar lo mismo.
Pero en este post no pretendo imponer nada a nadie; al contrario. Me proponía reflexionar sobre esas ganas de buscar cosas diferentes que, hoy, tantos años después de esas primeras experiencias con las radios poperas, todavía tengo.
Pero ahora las cosas han cambiado. Desde la llegada del iPod, por poner una fecha, ya no necesito que alguien me diga lo que escuchar, sino que soy yo el que carga la música que quiere. A partir de ese momento, sólo es cuestión de tiempo que repita una y otra vez los mismos estilos, las mismas canciones.
De vez en cuando siento la necesidad, como en mis tiempos de radio, de ampliar horizontes. ¿Pero cómo? Recuerdo hace unos años cómo la disponibilidad de Audiogalaxy y una buena conexión en la uni, permitía probar cualquier música de cualquier etiqueta que te pasara por la cabeza: desde 'gospel' a 'trance' o 'progressive', 'canto gregoriano' o 'música barroca'. Recuerdo cargar la lista con 100 canciones (el máximo de la cola) y tenerlas todas descargadas al día siguiente. Durante la jornada laboral, podías escuchar lo que habíamos descargado, y ver si aquello nos gustaba o no.
Más adelante probé servicios de streaming por internet como Last.fm, o LaunchCast (que después compró Yahoo!). LauchCast, por ejemplo, permitía escuchar música -aunque insertaban anuncios de vez en cuando-, y permitía elegir el grado de "aleatoriedad" de la música que escuchabas. Seleccionando una etiqueta, digamos "jazz", la mayoría de las canciones eran lo que esperabas oir, pero de vez en cuando, te sorprendían con algún tema de un estilo relacionado. Podías votar el tema, el grupo o banearlo, de manera que la "radio" aprendía de tus gustos. Last.fm creo que también hacía algo parecido, aunque de una forma más automatizada gracias al scrobbling del cliente que debes instalar (LauchCast era web-puro).
El problema es que la música que escuchaba a través de esos servicio era efímera; los clientes no permitían repetir canción, o seleccionar una canción determinada... Ni, por supuesto, grabarla o descargarla.
Me sumergí en sitios web como Jamendo y en las webs de netlabels que distribuían música de forma gratuita a través de internet, etc... (www.legaltorrents.com, The Internet Archive, ....). En estos casos el problema es que cualquiera puede publicar su música en internet. Cualquiera, lo digo en serio... Muchas veces, el personal no tiene conciencia de sus propias limitaciones, o no tienen amigos que les digan que se dediquen a otra cosa, o lo que sea... Pero la verdad es que lanzarse a pelo a escuchar música de las netlabels es algo duro. Admito que quizás soy yo el que no siempre esté abierto a aceptar como música algunas cosas que otros considerarán música avanzada, neo.música, o cualquier otra etiqueta ad-hoc, como lo música estocástica... Del mismo modo que me cuesta llamar "arte" a excrementos enlatados, con la música me pasa algo parecido.
Ojo, que la opción de las netlabels te permite descubrir cosas superinteresantes, aunque quizás no lo sean estrictamente por su valor musical. Destacaré dos que recuerdo: Sing songs for you and me, de Georgia y August Greenberg. Dos hermanos, de seis y cuatro años. No, no son niños prodigio; son niños normales, que cantan fatal, como todos los niños, riéndose, olvidándose de las letras y tal... Pero precisamente por eso, porque son niños normales, cantando Jingle Bells, Yes y cosas por el estilo, que me llegan al corazón y me alegran un rato cada vez que les escucho cantar.
Otro de los experimentos que recuerdo, aunque no encuentro ahora la referencia la encontré ;), es la de un artista que creó su música a partir de las grabaciones de prueba que la gente realizaba en sus equipos. Gracias a programas como eMule y similar, mucha gente comparte todo el disco duro, de manera que este hombre se dedicó a buscar archivos llamados "mic in track", que es el nombre por defecto de las grabaciones de cierto programa (más información, en su web: Stark Effect: Mic in Track). A partir de esas grabaciones crea un disco de lo más curioso, aunque tiene un no sé qué que lo hace interesante. De pronto, toda esa gente anónima que ha grabado un mensaje para un amigo, como en Think of Me, se convierte en otra cosa, algo que no deja de ser un Gran Hermano auditivo, pero que también es una canción más... Como idea, es genial!!
De entre todos los grupos/artistas que escuché, quizás sólo uno, Rob Costlow, acabó instalándose por un buen tiempo en el iPod... Hace poco ha sacado otro disco, aunque este me ha costado un poco más...
Últimamente me dejaba llevar por alguna nota de prensa (Keren Ann), por algún comentario en la radio (Aura), algún amigo que me recomendaba alguna cosa...
El problema es que, muchas veces, me pasaba mucho tiempo descargando grandes ficheros, álbumes de los que no se salvaba ni una sola canción...
Para acelerar esos tiempos de descarga -y así intentar tener una visión de qué es lo que se cuece, musicalmente hablando, en internet-, entraba en sitios como The Pirate Bay y exploraba los últimos torrents añadidos... O ordenaba por número de semillas, lo que da una clara foto de qué es lo que está de moda. Ahora mismo, Michael Jackson, con su Greatest Hits, Black Eyed Peas, que han sacado disco hace poco, Lady Gaga -la última chica mala de moda-, etc... Repiten Michael Jackson y los Black Eyed Peas... En estos primeros puestos siempre hay un sesgo bastante norteamericano, como Beyoncé y los Kings of Leon (de los que no sabía absolutamente nada hasta que los he buscado en la Wikipedia...)
En estos momentos, la reciente muerte de Michael Jackson altera la estructura normal de esta lista de top seeded, entre los que suelen aparecen discografías de Pink Floyd o Metallica (que ahora aparecen algo más abajo y no se ven en la foto, pero que siguen ahí...)
Pero, más allá de los top sellers que acaban de sacar disco (Depeche Mode, Eminem, la banda sonora de Transformers 2, etc..), en estas listas es difícil encontrar algo diferente... Y cuando aparece un nombre "desconocido" -para mí- como "Akon" o "Drake", suelen corresponder a raperos (que generalmente me parecen tan clónicos, tan más de lo mismo, como las Lady GaGa o Taylor Swift que van saliendo periódicamente en sus respectivos géneros...)
Afortunadamente, ahora suelo "previsualizar" la música antes de descargar algo, lo que me ayuda a cometer menos fallos y a aprovechar mejor el ancho de banda (y el disco duro).
Digamos que has oido hablar de Russian Red y no sabes quién es. Todo el mundo habla de esta chica como lo mejor desde la sopa de ajo... Se encuentra disponible en la red:
Pero, ¿merece la pena? ¿Me gustará? Solución: YouTube al rescate: Russian Red en YouTube. Escucho algunos temas suyos y veo que no va conmigo.
Desde hace unas semanas he encontrado un lugar desde el que es posible descargar música, ebooks, etc... desde servicios de alojamiento en RapidShare y similares. Pero claro, aquí la gente cualga cualquier cosa. Música clásica, jazz, o la obra completa de Shakespeare (en formato audiolibro):
Lo bueno es que en general, la selección de música es tan random, que puedes encontrar cosas que sean interesantes, aunque sólo sea por motivos estadísticos... Afortudamente, en la mayor parte de los casos, las carátulas ya dan una idea de qué es lo que puedes encontrar en el disco. Y si no, siempre quedan las etiquetas. Pese a lo random que pueden ser, como decía en mi primer párrafo. Como ejemplo, hoy me he enterado de que existe un estilo llamado shoegazing, sí, sí, mirarse los zapatos, literalmente. Copy & pasteando de la wikipedia:
Pero pese a todo, este sitio te permite conocer cantantes de otros paises, como Slovenia, Rusia, China o Korea... Y esto me permite averiguar que hay cantantes tan triunfitos como los de aquí en todas partes del mundo. Jolin Tsai suena a Beyoncé, pero en cantonés. O este otro, también de Jolin con peluca (El vídeo original fue eliminado de YouTube y lo he cambiado por otro) a lo Lady Gaga y rapeo a lo Dee Lite en Groove is in the heart. Y este señor, Nicholas Tse, que debe ser como el Bustamante chino. Pero debo reconocer que la versión koreana de las Bananarama -por decir algo- las Davichi, me han encantado. Es tan... tan... indescriptiblemente de cómic manga que he flipado. Ver, por ejemplo, este tema: Love and war. Aunque la que probablemente acabe en el iPod es 8282, por su inconfundible aire eurovisivo... Vamos, que si no cantaran en koreano, y fueran rubias y altas, pasaban por representación sueca fijo! (aunque el vídeo sea horrible)
En fin; es lo que tiene intenné, que hay de tó.
De todas formas, esta vuelta al mundo en ochenta videoclips -uhmmm, una idea muy buena para un post- dejo lo último que ha caído en mis orejas últimamente (hasta que llegó Summer Cat, de Billie the vision and the dancers, claro, que cerrará este post!!)
En música clásica, según creo, el tempo marcaba la designación: allegro, allegro ma non tropo y cosas así... Discúlpenme los entendidos.
Pero ahora... ¿Quién pone las etiquetas? ¿Los críticos? Que se dediquen profesionalmente a criticar no significa que entiendan, aunque les concedo que tengan un gran bagaje auditivo, por decirlo de alguna manera.
Pero me estoy desviando. El tema de las etiquetas ha salido porque vale que todo el mundo -hasta yo- tiene un pasado, y supongo que en el de la mayoría están Los 40 Principales -por ejemplo- y ese tipo de emisoras que emiten una música que calificaría de standard. Y con ello no quiero decir que sea la que marca estilo, la que define una referencia; no, aquí utilizo estándar en su acepción más cercana al molde, al clon, a la copia y, sobretodo, a la repetición.
Es normal que todos, más o menos, empecemos escuchando esa u otra emisora por el estilo. Es lo más habitual, aunque tampoco me gustaría hablar de música para las masas. Afortunadamente, hay tanta masa que permite que haya la suficiente diversidad en casi todo.
De nuevo, me desvío. En los 40 suelen pinchar POP, o algo de ROCK... Hoy en día, después de ver cómo fabrican a estos cantantes en plan cadena de producción en programas como OT, American Idol, etc..., me sigue sorprendiendo que la gente se deje la pasta en lo que no es más que un producto de moda, un bien de consumo. Y eso quiere decir, cada vez más, un producto de usar y tirar.
Pero yo estaba intentando escribir de música, no de márketing. El tema es que, con 12, 14 años, no tenía criterio. Supongo que por falta de experiencia. Pero a menos en mi caso, llegó un momento en que todo me sonaba igual. Y decidí buscar alternativas. (Eso tampoco implica que tenga criterio AHORA, pero esa no es la cuestión)
Desde que me dí cuenta de que una música diferente era posible -y bastaba girar un poco el dial-, encontré que mi horizonte musical se ampliaba... No todo lo que escuché me gustó, pero como mínimo me permitió encontrar cosas diferentes. Porque no siempre quiero escuchar lo mismo.
Pero en este post no pretendo imponer nada a nadie; al contrario. Me proponía reflexionar sobre esas ganas de buscar cosas diferentes que, hoy, tantos años después de esas primeras experiencias con las radios poperas, todavía tengo.
Pero ahora las cosas han cambiado. Desde la llegada del iPod, por poner una fecha, ya no necesito que alguien me diga lo que escuchar, sino que soy yo el que carga la música que quiere. A partir de ese momento, sólo es cuestión de tiempo que repita una y otra vez los mismos estilos, las mismas canciones.
De vez en cuando siento la necesidad, como en mis tiempos de radio, de ampliar horizontes. ¿Pero cómo? Recuerdo hace unos años cómo la disponibilidad de Audiogalaxy y una buena conexión en la uni, permitía probar cualquier música de cualquier etiqueta que te pasara por la cabeza: desde 'gospel' a 'trance' o 'progressive', 'canto gregoriano' o 'música barroca'. Recuerdo cargar la lista con 100 canciones (el máximo de la cola) y tenerlas todas descargadas al día siguiente. Durante la jornada laboral, podías escuchar lo que habíamos descargado, y ver si aquello nos gustaba o no.
Más adelante probé servicios de streaming por internet como Last.fm, o LaunchCast (que después compró Yahoo!). LauchCast, por ejemplo, permitía escuchar música -aunque insertaban anuncios de vez en cuando-, y permitía elegir el grado de "aleatoriedad" de la música que escuchabas. Seleccionando una etiqueta, digamos "jazz", la mayoría de las canciones eran lo que esperabas oir, pero de vez en cuando, te sorprendían con algún tema de un estilo relacionado. Podías votar el tema, el grupo o banearlo, de manera que la "radio" aprendía de tus gustos. Last.fm creo que también hacía algo parecido, aunque de una forma más automatizada gracias al scrobbling del cliente que debes instalar (LauchCast era web-puro).
El problema es que la música que escuchaba a través de esos servicio era efímera; los clientes no permitían repetir canción, o seleccionar una canción determinada... Ni, por supuesto, grabarla o descargarla.
Me sumergí en sitios web como Jamendo y en las webs de netlabels que distribuían música de forma gratuita a través de internet, etc... (www.legaltorrents.com, The Internet Archive, ....). En estos casos el problema es que cualquiera puede publicar su música en internet. Cualquiera, lo digo en serio... Muchas veces, el personal no tiene conciencia de sus propias limitaciones, o no tienen amigos que les digan que se dediquen a otra cosa, o lo que sea... Pero la verdad es que lanzarse a pelo a escuchar música de las netlabels es algo duro. Admito que quizás soy yo el que no siempre esté abierto a aceptar como música algunas cosas que otros considerarán música avanzada, neo.música, o cualquier otra etiqueta ad-hoc, como lo música estocástica... Del mismo modo que me cuesta llamar "arte" a excrementos enlatados, con la música me pasa algo parecido.
Ojo, que la opción de las netlabels te permite descubrir cosas superinteresantes, aunque quizás no lo sean estrictamente por su valor musical. Destacaré dos que recuerdo: Sing songs for you and me, de Georgia y August Greenberg. Dos hermanos, de seis y cuatro años. No, no son niños prodigio; son niños normales, que cantan fatal, como todos los niños, riéndose, olvidándose de las letras y tal... Pero precisamente por eso, porque son niños normales, cantando Jingle Bells, Yes y cosas por el estilo, que me llegan al corazón y me alegran un rato cada vez que les escucho cantar.
Otro de los experimentos que recuerdo, aunque no encuentro ahora la referencia la encontré ;), es la de un artista que creó su música a partir de las grabaciones de prueba que la gente realizaba en sus equipos. Gracias a programas como eMule y similar, mucha gente comparte todo el disco duro, de manera que este hombre se dedicó a buscar archivos llamados "mic in track", que es el nombre por defecto de las grabaciones de cierto programa (más información, en su web: Stark Effect: Mic in Track). A partir de esas grabaciones crea un disco de lo más curioso, aunque tiene un no sé qué que lo hace interesante. De pronto, toda esa gente anónima que ha grabado un mensaje para un amigo, como en Think of Me, se convierte en otra cosa, algo que no deja de ser un Gran Hermano auditivo, pero que también es una canción más... Como idea, es genial!!
De entre todos los grupos/artistas que escuché, quizás sólo uno, Rob Costlow, acabó instalándose por un buen tiempo en el iPod... Hace poco ha sacado otro disco, aunque este me ha costado un poco más...
Últimamente me dejaba llevar por alguna nota de prensa (Keren Ann), por algún comentario en la radio (Aura), algún amigo que me recomendaba alguna cosa...
El problema es que, muchas veces, me pasaba mucho tiempo descargando grandes ficheros, álbumes de los que no se salvaba ni una sola canción...
Para acelerar esos tiempos de descarga -y así intentar tener una visión de qué es lo que se cuece, musicalmente hablando, en internet-, entraba en sitios como The Pirate Bay y exploraba los últimos torrents añadidos... O ordenaba por número de semillas, lo que da una clara foto de qué es lo que está de moda. Ahora mismo, Michael Jackson, con su Greatest Hits, Black Eyed Peas, que han sacado disco hace poco, Lady Gaga -la última chica mala de moda-, etc... Repiten Michael Jackson y los Black Eyed Peas... En estos primeros puestos siempre hay un sesgo bastante norteamericano, como Beyoncé y los Kings of Leon (de los que no sabía absolutamente nada hasta que los he buscado en la Wikipedia...)

Pero, más allá de los top sellers que acaban de sacar disco (Depeche Mode, Eminem, la banda sonora de Transformers 2, etc..), en estas listas es difícil encontrar algo diferente... Y cuando aparece un nombre "desconocido" -para mí- como "Akon" o "Drake", suelen corresponder a raperos (que generalmente me parecen tan clónicos, tan más de lo mismo, como las Lady GaGa o Taylor Swift que van saliendo periódicamente en sus respectivos géneros...)
Afortunadamente, ahora suelo "previsualizar" la música antes de descargar algo, lo que me ayuda a cometer menos fallos y a aprovechar mejor el ancho de banda (y el disco duro).
Digamos que has oido hablar de Russian Red y no sabes quién es. Todo el mundo habla de esta chica como lo mejor desde la sopa de ajo... Se encuentra disponible en la red:

Desde hace unas semanas he encontrado un lugar desde el que es posible descargar música, ebooks, etc... desde servicios de alojamiento en RapidShare y similares. Pero claro, aquí la gente cualga cualquier cosa. Música clásica, jazz, o la obra completa de Shakespeare (en formato audiolibro):
(aquí había una imagen, que ha sido borrada en el servidor desde donde la enlazaba)
Pero también música étnica:(aquí había una imagen, que ha sido borrada en el servidor desde donde la enlazaba)
bautizado así por la prensa gracias a la costumbre que tenían los integrantes de las bandas de tocar mirando hacia el suelo, sin hacer contacto visual con su público (en inglés, el término proviene de "shoe" (zapato) y "gazing", del verbo gaze, que significa mirar fijamente a alguien o algo).Descriptivo, eh? Y ¿a qué suena que el intérprete los zapatos? Tranquilos, de nuevo la Wikipedia nos lo explica:
Las guitarras con retroalimentación, ruidosas y a la vez melódicas, plagadas de pedales de efectos como el flanger, reverb o chorus, los ambientes espaciales que creaban y sus letras, entre sombrías y melancólicas —la mayor parte del tiempo susurradas—, eran los medios identificativos de los grupos. [...]Vamos, que ni idea de a qué suena esto del shoegazing. Pues nada, vamos a YouTube y buscamos el grupo del que me habían hablado (y que aparece en la página del shoegazing: Sigur Ros). Otro que no me encaja...Este género se confunde muchas veces con el Dream Pop el cual utilizan más bien ecos en sus guitarras y no tanto distorsiones.
Pero pese a todo, este sitio te permite conocer cantantes de otros paises, como Slovenia, Rusia, China o Korea... Y esto me permite averiguar que hay cantantes tan triunfitos como los de aquí en todas partes del mundo. Jolin Tsai suena a Beyoncé, pero en cantonés. O este otro, también de Jolin con peluca (El vídeo original fue eliminado de YouTube y lo he cambiado por otro) a lo Lady Gaga y rapeo a lo Dee Lite en Groove is in the heart. Y este señor, Nicholas Tse, que debe ser como el Bustamante chino. Pero debo reconocer que la versión koreana de las Bananarama -por decir algo- las Davichi, me han encantado. Es tan... tan... indescriptiblemente de cómic manga que he flipado. Ver, por ejemplo, este tema: Love and war. Aunque la que probablemente acabe en el iPod es 8282, por su inconfundible aire eurovisivo... Vamos, que si no cantaran en koreano, y fueran rubias y altas, pasaban por representación sueca fijo! (aunque el vídeo sea horrible)
En fin; es lo que tiene intenné, que hay de tó.
De todas formas, esta vuelta al mundo en ochenta videoclips -uhmmm, una idea muy buena para un post- dejo lo último que ha caído en mis orejas últimamente (hasta que llegó Summer Cat, de Billie the vision and the dancers, claro, que cerrará este post!!)
- Pink Martini: WikipESdia, Página oficial de Pink Martini, y una playlist en YouTube.Son un grupo de lo más ecléctico, y prácticamente no repiten idioma en cada disco: japonés, portugués, castellano, inglés, francés, italiano, árabe... Esto es multiculturalidad y lo demás son tonterías. Cada canción es de un estilo, así que es difícil aburrirse, aunque a veces cuesta hacerse a tanto cambio.
- Erlen Øye: WikipESdia. Este personaje de aspecto freak es uno de los integrantes de Kings of Convenience, de los que había escuchado algo hace tiempo, sin que me llegaran a enganchar... Sin embargo, en otro de sus proyectos, The Whitest Boy Alive, en su versión más electrónica, la verdad es que me gusta.
- Cut Copy: Escuché algunos temas que me gustaron... Estoy esperando a que se me pase la reciente adicción a los Billie The Vision and the Dancers para dedicarles un tiempo en mi iPod.
- Billie the Vision and the Dancers. La inclusión de su canción Summer Cat en un anuncio de cerveza y su masiva repetición en la tele hizo que la canción se me pegara (ese estribillo de tonight, tonight...) Un día, charlando durante la sobremesa, me di cuenta de que no era el único... Y como, casualmente comentaron el nombre del tema y del grupo (del que inicialmente sólo pillé el Billie the vision...) en un espacio de televisión, me animé a buscarlos. La verdad es que no era difícil encontrar referencias: cancion anuncio estrella damm, dirigiendo como primer resultado al vídeo del anuncio en YouTube... A partir de ahí no fue difícil dar con el nombre completo del grupo, encontrar su página web y descubrir que las canciones se pueden descargar libremente (aunque es de agradecer una pequeña donación al grupo). En mi caso, el enlace a la descarga falló, por lo que opté por descargarlo de manera alternativa a través de Bittorrent.
Lo cargué al iPod y empecé a escuchar los diferentes discos del grupo... Y la verdad es que me gustan, aunque la mayoría de los temas son MUY diferentes al Summer Cat. Pero claro, para gustos, los colores...
27/07/2010 He revisitado esta entrada un tiempo después y he corregido algunos enlaces muertos y cosas por el estilo
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